Editoriales

¿Y si mi pibe tiene ocho años?

Por GONZOTDF

Hipótesis de esta columna: las plazas de Ushuaia son para nenes de menos de seis años. 

El fin de semana pasado mi sobrino Lolo me pidió que lo lleve a la plaza a jugar un rato. 

-Vamos a la Piedrabuena- le dije mientras miraba en el Instagram la última barbaridad que dijo Amalia Granata.

-Tío, esa plaza es para nenes chiquitos- respondió tirado en el sofá del living de su casa donde descansaba plácidamente y tenía entre manos el celular para jugar al Among Us. 

Me quedé pensando en lo que dijo: “plaza para nenes chiquitos” y asumiendo que mi sobrino es chico, recién en diciembre va a cumplir ocho años, no me quedó otra opción de ir hasta la plaza a ver a qué se refería.

Es raro ir a jugar a una plaza infantil que se llama como un comandante, salvo que tenga tanquetas y trincheras (¿se imaginan si se llamara Comandante  Che Guevara?)  Pensándolo bien, no sabría decir cuál es el nombre más adecuado para un sitio como este: ¿Las chicas superpoderosas? ¿CR7? ¿Halo?

Mi primera reflexión es ¿Desde cuándo las plazas infantiles se transformaron en un patio de juegos  muy similar al clásico pelotero? Muchas tienen piso blando (otras con los mismos juegos tienen, sin embargo, piso de tierra, tal es el caso de la plaza Gaucho Rivero que se ubica a orillas del arroyo Buena Esperanza) Son construcciones de plástico y -tenés razón Lolo- son para menores de 6 años.

Mi primera sorpresa al llegar a la Plaza Comandante Luis Piedrabuena es que hay un grupo de 6 compañeros del colegio secundario en las hamacas. O sea, los juegos son muy cercanos al jardín de infantes, pero en este momento la edad promedio de los concurrentes es de  17 años. Está nublado y hace frío. Supongo que por este motivo no hay niños jugando. El grupo de adolescentes, todos con el mismo buzo que dicen “Egresados 2022”, se divierte usando las hamacas más pequeñas y las que están especialmente diseñadas para sillas de ruedas. Se mueren de risa y tienen ese superpoder de la entrañable juventud: nunca tener frío.

La Piedrabuena tiene 3 subibajas, 8 hamacas comunes(2 de las cuales son inclusivas y eso está muy bien), que ya no son de madera como las de antes, sino con un asiento que nos recuerda al lugar donde va la piedra en la resortera  y  2 que son para niños pequeños, o sea tiene seguro o son para meter las piernas y quedar atrapado por la misma para no caer rápidamente a la dura realidad del suelo. También hay una mesa de ping pong de cemento, unas congas y un xilofón. 

Es la única plaza de la ciudad que tiene una calesita tradicional. Casi me animo a decir que es la única de la provincia, pero no conozco la Río Grande profunda (o Deep Rio Grande si me permiten la expresión). En este preciso momento está detenida porque, seamos sinceros quien quiere andar a caballo con este viento sur.

La plaza más grande de Ushuaia, como es lógico, tiene el juego más imponente de la ciudad: un mangrullo que tiene 4 toboganes largos,  y puentes aéreos en los que los pequeños aventureros se sienten un poco Indiana Jones o actualicémonos, Enola Holmes.

Resumo mi  breve recorrido por algunas plazas de la ciudad (la verdad que hay muchas y quizás habría que prestarle un poco más de atención a las mismas, por lo que significan para los niños)

Plaza Antonio Ríos (Calles Alem y Cámpora): subtítulo mental agregado por este ciudadano: “… Que te quiero que te adoro…”: 3 asientos para ver como te llaman tus hijos porque se cayeron y se rasparon las manos,5 tubo-toboganes de menos de 2 mts de largo(si medís 1,40 te desplazas 40 centímetros, este viaje dura menos de medio segundo), 3 subibajas, 4 hamacas blandas de las que no te permiten saltar para marcar hasta donde llegás y competir con tu vecino lindante. Esta plaza evidentemente es para niños menores de 3 años.

Plaza Paseo de los niños: lo de paseo es poco convincente. Solo consta de una vereda. Listado de juegos: 2 tubo-tobogán( ¿les gusta la definición autóctona tubogan?) 3 subibajas, 2 hamacas (más una inclusiva), una calesita manual con lugar para sillas de ruedas y un mangrullo que tiene un pasamos a 2 metros de altura lo cual indica que ¡es para adultos!

Recorrí varias mas, pero voy a cerrar con una plaza “de las antes”, la que está en Gobernador Paz y Godoy. Aquí hay reminiscencias del pasado: el tambor que simula ser un potro salvaje, un tobogán que asegura una sensación de vértigo a primera vista y solamente 2 hamacas de las de manual: te podés parar  tranquilamente sobre ella para sentirte un superhéroe que contempla el mundo desde un hipnótico movimiento pendular.

Está muy bueno que varias de las plazas tienen las bolsitas y un tacho para las deposiciones de nuestras mascotas y  más de un tacho de basura con bolsa.

Pero digamos todo: la plaza más tradicional, la clásica, la de los juegos de los ochenta, no tiene que tener internet.  A la placita se va en modo avión.

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