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Carlos Martinic, el ganador de Bake Off que sueña con tener su pastelería en Tierra del Fuego

Tras una final cargada de tensión, el participante se consagró por sus preparaciones y recibirá un premio de $1.500.000

Parado en el campo que rodea la carpa de Bake Off Argentina (Telefe), acompañado por toda su familia, el jurado y los participantes que recorrieron la competencia junto a él, Carlos Martinic alzó en alto el premio del mejor pastelero amateur del país. Con una felicidad que supera las palabras, el fueguino celebró el título saltando de abrazo en abrazo de todos los presentes quienes estaban ansiosos por felicitarlo.

Carlos Fernando Martinic, más conocido como “Carlitos”, atravesó el reality en una montaña rusa. Con semanas muy buenas y algunas no tanto, siempre se destacó por su creatividad a la hora de introducir nuevos sabores y por el homenaje constante a su tierra natal. Nacido en Río Grande, Tierra del Fuego, el docente de treinta años no dejó pasar oportunidad para recordar sus orígenes.

Desde el minuto uno Charly demostró ser un hombre de familia y las mujeres que lo criaron se convirtieron en nombres recurrentes a lo largo de todo el programa. Tanto su mamá como su abuela fueron fuentes de inspiración para él.

Durante cada desafío, llevó a modo de talismán una foto del hogar de su abuela que según explicó, sentía que le traía suerte. Pero la casa vista en las postales no era una simple cábala sino que también formó parte de sus sueños. Él aseguró que, si llegaba a ganar el premio, convertiría la humilde construcción en su propia pastelería en donde invitaría a cocinar a la dueña y a su propia mamá.

Para no romper con la tradición, gran parte del postre de la final fue en honor a su familia. La consigna de la final  consistió en preparar tres tortas que representaran el pasado, el presente y el futuro de cada uno. Mientras Facundo, su contrincante, eligió hablar sobre su pasión por el deporte y su futuro como ingeniero industrial, el coordinador pastoral en el colegio Don Bosco tomó un camino diferente.

“Pensé el pasado como un tronco hablando del tronco familiar, de las raíces, de mi árbol genealógico”, comenzó, guiando a los jueces a través de la idea detrás del postre. “De todo ese pasado yo rescato muchas cosas, soy un fanático de hurgar en el pasado y reencontrarme con mis raíces. Hay una frase que me identifica mucho que dice ‘El pasado es el maestro del futuro”, no podemos construir nuestro futuro si no conocemos nuestro pasado”, concluyó.

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