Los empresarios españoles se esperanzan en evitar el pago de aranceles de entre el 6 y 16% que les cabe por tratarse de un producto que llegará desde una región ajena a la Unión Europea. Aun así dicen que duplicaran el volumen de pesca en la etapa invernal alcanzando así las 60.000 toneladas anuales.
El papel que juega el Reino Unido tras el Brexit y la ausencia de controles por parte de la Administración pesquera argentina permiten, según un informe de la organización ecologista Greenpeace, que más de 450 buques extranjeros -entre estos varios españoles- realicen pesca ilegal en la línea de las 200 millas que delimita las aguas responsabilidad argentina y las aguas libres.
La inmensa mayoría de esos buques -cuya cantidad duplica ampliamente el número de barcos argentinos que faenan en aguas propias (177)- desarrollan su actividad en el denominado “Agujero Azul”, una superficie de poco más de 5.000 kilómetros cuadrados localizada en el Mar Argentino entre la frontera de aguas internacionales y nacionales. Todo se debe, según la administración argentina, a la presencia de Gran Bretaña en las Islas Malvinas, donde expiden licencias de pesca que los argentinos no visan.