“En enero se pagaron 15 millones de pesos a una farmacia sola, que equivale a abastecer de insulina a toda la provincia si fuera por la farmacia propia”, comparó y agregó que “son decisiones que toman las autoridades y no solamente está derivado a una farmacia, porque hay una en Río Grande y otra en Ushuaia que cobran facturas abultadas por lo que proveen. Es mucho más caro comprar así. Por ejemplo, si la farmacia propia compra la insulina, cuesta 5 mil pesos, y comprada a una farmacia privada, el precio de venta al público está a 17 mil pesos ahora. Se paga tres veces más por no comprar en laboratorios”.
“Son decisiones que toman las autoridades y no solamente está derivado a una farmacia, porque hay una en Río Grande y otra en Ushuaia que cobran facturas abultadas por lo que proveen. Es mucho más caro comprar así. Por ejemplo, si la farmacia propia compra la insulina, cuesta 5 mil pesos, y comprada a una farmacia privada, el precio de venta al público está a 17 mil pesos ahora. Se paga tres veces más por no comprar en laboratorios. Pasa lo mismo con la óptica y en Río Grande hace tres años que no funciona la máquina biseladora. Solamente falta hacerle un service y hay decisiones políticas para tomar”, remarcó.
Consideró que “la pandemia no puede justificar todo y en el directorio la discusión del Ejecutivo pasa por una saña con los trabajadores. En Río Grande están trabajando 20 personas para 23 mil afiliados y no se da abasto. Esto se suma a las decisiones políticas que no se toman. Con justa razón los afiliados se enojan”, enfatizó en declaraciones a Radio Provincia.