El balance se llevó a cabo en los principales centros urbanos del país a fines del año 2022 sobre un total de 2295 casos; y entre sus conclusiones más relevantes advirtieron que el 12,27% de los participantes presenta riesgo de padecer un trastorno mental.
Ese porcentaje es similar al hallado en 2021 y muy superior a los porcentajes registrados durante el inicio del año 2020, por lo que los investigadores advirtieron que no se ha vuelto a los niveles prepandémicos, sino que en 2021 y 2022 encontraron porcentajes de riesgo de padecer trastornos mentales mayores a todo el 2020.
El relevamiento señaló que los niveles de sintomatología ansiosa, depresiva y riesgo suicida son mayores en personas más jóvenes y con un estatus socioeconómico autopercibido menor, y recuerda que el estado de salud mental requiere políticas de monitoreo, detección precoz e intervención.
Los participantes que realizan actividad física (44,79% del total) mostraron menores niveles de ansiedad y depresión que aquellos que no lo hacen.
El 12.27% de los encuestados presenta riesgo de padecer un trastorno mental. Quienes se perciben de sectores socioeconómicos bajos presentan mucho más riesgo que quienes se perciben como de sectores medios y altos.
Más del 50% de quienes no realizan tratamiento psicológico, dicen necesitarlo, pero el 34,75% tiene como impedimento no poder pagarlo. Es decir, las personas con mayor riesgo de padecer un trastorno mental son quienes tienen más dificultades para acceder a tratamientos psicológicos, siendo quienes más los necesitan.
El 54,55% de los participantes dice estar atravesando una crisis. De estos, el 49,44% mencionó una crisis económica. Luego se mencionaron otras crisis como la vital, familiar, de pareja, vocacional, duelo, de identidad y por violencia de diferentes tipos (familiar, género, laboral, etc).
Ante el malestar psicológico, el 40,44% dialoga con amigos/as, el 22,61% practica el rezo, el 22,09% recurren a un profesional psicólogo/a, el 21,57% toma medicación, sin especificar cuál, el 18,26% practica un deporte y un 8,89% consume alcohol.
Del total de 2295 participantes, el 75,95% presenta una alteración del sueño de algún tipo; el 38,61% presenta insomnio o sueño interrumpido, el 21,39% duerme menos de lo habitual y el 15,95% duerme más de lo habitual.
Además, del total de los participantes, el 35,25% toma medicación por un problema clínico, el 21,26% para disminuir la ansiedad, el 20,04% para dormir, el 16,38% para relajarse, el 13,81% para mejorar su estado de ánimo y el 11,63% para manejar sus “nervios”.
En sus conclusiones, el relevamiento remarcó que los observados en estudios previos, destacándose la necesidad de políticas activas de salud mental a través de la promoción de conductas saludables, el incremento del acceso a tratamientos psicológicos y el desaliento de conductas problemáticas.
Fuente: Telam